Mañana se celebra el Día Mundial del Ictus, una jornada muy importante para la industria de la salud, ya que esta enfermedad es la principal causa de discapacidad en España y representa uno de los mayores retos del sistema sanitario. Solo por este dato, los expertos reclaman de manera urgente el diseño de estrategias integrales en su prevención, tratamiento y rehabilitación.
Asimismo, alerta de que este accidente neurológico no solo afecta a mayores, sino también a esferas de población más joven. «Todos debemos estar informados y conscientes de cómo prevenirlo”, asevera el doctor David Pérez Martínez, jefe del Servicio de Neurología en el Hospital Universitario La Luz de Madrid. Se trata de no reto global y, por tanto, especialistas y centros de salud de todo el mundo hacen un llamado a la acción para conocer sus síntomas, tomar medidas preventivas y actuar rápidamente.
¿Qué es el ictus?
El ictus ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro, lo que provoca la muerte de las células cerebrales en esa zona. Este bloqueo puede producirse por la obstrucción de una arteria (ictus isquémico) o la ruptura de un vaso sanguíneo (ictus hemorrágico). Ambos tipos constituyen una emergencia médica, ya que cuanto más tiempo se tarde en recibir atención, mayor es el daño cerebral y, con ello, el riesgo de secuelas permanentes o incluso la muerte.
“La atención inmediata puede reducir las secuelas y mejorar las posibilidades de recuperación”, subraya el especialista del mencionado hospital madrileño. Entre los signos de alarma más comunes del ictus se encuentran la pérdida de fuerza o sensibilidad en un lado del cuerpo, problemas para hablar o comprender, alteraciones en la visión, dificultades de equilibrio y dolores de cabeza intensos sin causa aparente.
Consecuencias del ictus: secuelas y calidad de vida
Si no se actúa a tiempo, el ictus puede derivar en problemas que afectan a la calidad de vida de las personas. De hecho, esta enfermedad está detrás de un alto índice de discapacidad en la población adulta, con secuelas que pueden variar desde problemas motores hasta afectaciones cognitivas. Según estudios recientes, hasta un 60% de las personas que sufren un ictus pueden presentar secuelas cognitivas como problemas de memoria, atención y lenguaje, lo cual impacta considerablemente su calidad de vida.
El Dr. Pérez explica que, una vez superada la fase aguda, el trabajo del neurólogo es crucial para evaluar y tratar las secuelas cognitivas y motoras. “La detección temprana de estos efectos secundarios permite implementar programas de rehabilitación cognitiva adaptados a cada paciente, facilitando una recuperación más efectiva y ayudando a los afectados a recuperar su autonomía en la medida de lo posible”, comenta el neurólogo.
Además, el seguimiento a largo plazo con evaluaciones periódicas es clave, ya que permite ajustar las terapias conforme el paciente avanza en su proceso de recuperación. Este enfoque garantiza una rehabilitación integral, optimizando así los resultados y mejorando la calidad de vida de los pacientes.
“El tiempo es cerebro” es un lema que el Dr. Pérez Martínez recalca en su labor de sensibilización sobre el ictus. La intervención rápida por parte de los profesionales de la salud puede hacer la diferencia entre una recuperación exitosa y una discapacidad severa. Cada minuto cuenta, ya que la falta de riego sanguíneo en el cerebro provoca un daño irreversible en las células nerviosas, que afecta funciones esenciales del organismo.
Ictus en jóvenes y niños: un riesgo desconocido
Aunque el ictus suele estar asociado con la población mayor, el Dr. Pérez Martínez destaca que esta afección también puede afectar a adultos jóvenes e incluso a niños. “Es vital que la población esté informada de que el ictus no discrimina por edad. Por eso, es importante estar al tanto de los factores de riesgo y síntomas de alarma independientemente de la edad”, enfatiza el especialista. El desconocimiento de que esta enfermedad puede afectar a personas jóvenes podría contribuir a una detección tardía en estos casos, con graves consecuencias.
Prevención del ictus: adoptar un estilo de vida saludable
El ictus es una enfermedad con factores de riesgo en muchos casos prevenibles. Entre estos factores, el Dr. Pérez menciona la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes, el sedentarismo y el consumo excesivo de alcohol y tabaco. Modificar estos hábitos puede reducir significativamente el riesgo de ictus y otras enfermedades cardiovasculares.
“El Hospital Universitario La Luz y su equipo de Neurología promueven el control de estos factores de riesgo a través de la adopción de estilos de vida saludables”, explica el doctor. “Mantener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y evitar el consumo de alcohol y tabaco son medidas que cada persona puede tomar para mejorar su salud general y reducir el riesgo de sufrir un ictus”.
Además de estos consejos, el especialista recalca la importancia de las revisiones médicas periódicas, especialmente para personas con antecedentes familiares de ictus u otros factores de riesgo.
Un compromiso con la atención integral
El Hospital Universitario La Luz reafirma su compromiso con la atención integral de los pacientes con ictus, desde la fase aguda hasta la rehabilitación y el seguimiento a largo plazo. “No solo buscamos tratar el ictus en su fase crítica, sino también acompañar al paciente en su proceso de recuperación para que pueda reintegrarse plenamente a su vida cotidiana”, explica el Dr. Pérez.
La atención integral del ictus se centra en tratar las secuelas físicas, cognitivas y emocionales que pueden afectar a los pacientes. Para ello, el equipo del Dr. Pérez trabaja en colaboración con terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y psicólogos especializados en neurorehabilitación, quienes juegan un papel crucial en el proceso de recuperación. Esta atención multidisciplinaria permite abordar el ictus desde distintas perspectivas, adaptándose a las necesidades específicas de cada paciente.