El teletrabajo, la inestabilidad laboral y el exceso de horas en las jornadas provocadas por la crisis sanitaria han impactado en empresas de todos los sectores. Nos equivocaríamos si pensáramos que ya hemos pasado página y que el virus es algo del pasado. Así que debemos seguir siendo conscientes de que de esto salimos todos juntos pero la responsabilidad principal es individual.
Una de las situaciones que además ha empeorado con la aparición del coronavirus ha sido el problema de la enfermedad mental en el lugar de trabajo; hecho que siempre ha existido y que, lamentablemente, sigue estando presente en empresas en todo el mundo.
Sin embargo, aunque también es una responsabilidad individual, debe ser considerada un obstáculo común en las empresas para que los trabajadores puedan sentirse a gusto y comprometidos con su trabajo.
La enfermedad mental: un tema tabú en las oficinas
Según “The Workforce View 2020”, el nuevo informe publicado por el ADP Research Institute y en el que se ha entrevistado a más de 32.000 trabajadores en todo el mundo, sólo el 22% de los encuestados no tendría problema en informar a su superior si sufre un problema en este sentido. Esto significa que el 78% restante lo escondería y sufrirían intentando evitar que fuera algo público. Y esa no es la mejor estrategia para superarlo.
Las campañas para crear conciencia y aliviar este estigma han proliferado en varios países en los últimos años. Algunas de las iniciativas más conocidas han sido “Heads Together» encabezada por la Fundación Real del Duque y la Duquesa de Cambridge en el Reino Unido; la campaña de redes sociales #HereForYou de Instagram; el reto «R U OK?» en Australia y la campaña #EarForYou en India.
Según estimaciones recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión y la ansiedad (una clara enfermedad mental) le cuestan a la economía mundial 1 billón de dólares al año en pérdida de productividad, y existen unos 264 millones de personas en todo el mundo que sufren depresión en soledad.
Los problemas de enfermedad mental se ocultan todavía bajo un sentimiento de vergüenza y afecta negativamente a trabajadores y empresas. A pesar de los muchos intentos que se llevan a cabo para enfrentarse a ello todavía queda un largo camino por recorrer.
Hablar sobre la salud mental sigue siendo difícil ya sea porque las personas temen que pueda dañar sus carreras o debido a las sensibilidades culturales, y por eso los responsables de Recursos Humanos deben y pueden desempeñar un papel importante en romper las barreras para que la plantilla se sienta cómoda al tratar este tema.
Hay sensibilizar a las empresas
Crear conciencia sobre el problema dentro de las organizaciones, establecer políticas para tratarlo y asesorar a los empleados sobre cómo pueden obtener ayuda son algunas de las formas en que los empleadores pueden demostrar que se preocupan y que se lo toman en serio.
Sin embargo, dado que el estrés extremo y crónico puede ser un desencadenante de problemas de salud mental, los empleadores también deben pensar en cómo aliviar la carga sobre los trabajadores porque puede contribuir a la mala salud, ya sea física o mental. Confirmar si existe un problema de horas extras o si el personal se siente valorado en sus roles podría tener un efecto positivo en el ambiente de la empresa.
Hay que estar preparados
Los esfuerzos actuales para contener la pandemia de coronavirus en muchos países podrían provocar que los problemas de salud mental sean aún más graves ya que trabajadores de todos los sectores han tenido que teletrabajar, han aumentado las preocupaciones sobre su seguridad laboral y han tenido que enfrentarse a jornadas más largas. Así, el 62% de los trabajadores señala sentirse estresados en el trabajo al menos una vez a la semana, mientras que solo el 11% dice que nunca lo hacen.
A medida que más trabajadores teletrabajan debido al coronavirus, o invierten más horas en trabajos en los que son más propensos a contraerlo, los riesgos para la salud mental aumentan. Además de los impactos físicos de Covid-19, los empleadores también deben tener en cuenta sus posibles impactos psicológicos.
Eso será un desafío especialmente para las grandes empresas donde el personal trabaja de forma remota o en culturas donde discutir sobre salud mental está menos aceptado socialmente.
Sin embargo, es una situación ante la cual RR.HH. tendrá que hacer frente tanto ahora como cuando los trabajadores regresen a las oficinas ya que es posible que represente otra situación de estrés el volver a aclimatarse.