Otoño y salud mental: el impacto del Trastorno Afectivo Estacional

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Con la llegada del otoño, se observa un aumento significativo en los casos de ansiedad y depresión. Según especialistas, hasta un 10% de la población se ve afectada por estos trastornos durante esta época del año. Este fenómeno es conocido como Trastorno Afectivo Estacional (TAE), una forma de depresión que se presenta de manera cíclica, afectando especialmente a mujeres, con una incidencia mayor entre los 20 y 35 años. A medida que la edad avanza, su prevalencia tiende a disminuir, pero sigue siendo un trastorno relevante para muchas personas.

Factores biológicos que contribuyen al TAE

El TAE está relacionado con diversos factores biológicos, muchos de los cuales están asociados con los cambios que ocurren en el ambiente durante el otoño. La disminución de las horas de luz solar es uno de los principales desencadenantes. Esta reducción afecta directamente a los ritmos circadianos, los cuales regulan el ciclo sueño-vigilia, y también influye en la producción de serotonina, un neurotransmisor clave para el equilibrio del estado de ánimo. La baja exposición a la luz solar disminuye los niveles de serotonina y aumenta la melatonina, la hormona que induce el sueño, provocando un desequilibrio que puede generar síntomas depresivos y ansiosos.

El Dr. Alberto Bullón Sáez, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, explica que esta alteración en los ritmos circadianos puede llevar a episodios de ansiedad y depresión. “Los ritmos circadianos son esenciales para la homeostasis emocional, y en otoño, los cambios en el ciclo de luz alteran la actividad de la glándula pineal, lo que afecta tanto el sueño como el estado de ánimo”, detalla.

Además, el sistema inmunológico puede verse afectado durante esta estación debido a las infecciones estacionales como el resfriado común. Estas activan una respuesta inflamatoria en el cuerpo, que genera la producción de citoquinas proinflamatorias, las cuales pueden alterar los niveles de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, exacerbando los síntomas de ansiedad y depresión.

Factores psicológicos y ambientales en el Trastorno Afectivo Estacional

No solo los factores biológicos influyen en la aparición del TAE, sino también ciertos factores psicológicos y ambientales juegan un papel importante. Durante el otoño, las temperaturas más frías y la reducción de las actividades al aire libre tienden a aumentar el aislamiento social, lo que agrava los síntomas depresivos. La falta de contacto social puede tener un impacto negativo en la regulación emocional, en parte debido a la disminución de la producción de oxitocina, una hormona que fomenta el bienestar emocional y la conexión social.

El estrés estacional también es un factor clave en el TAE. Con el inicio de nuevas rutinas escolares y laborales, muchas personas experimentan un aumento del estrés, lo que puede exacerbar los trastornos de ansiedad. El estrés crónico altera el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA), incrementando los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que a su vez afecta negativamente al estado de ánimo.

Además, durante el otoño es común una disminución en la actividad física debido al clima frío y las condiciones meteorológicas menos favorables. Esto afecta directamente la liberación de endorfinas, las hormonas responsables de generar sensación de bienestar, y la neurogénesis, que es el proceso de formación de nuevas neuronas, clave para la regulación del estado de ánimo.

Vulnerabilidad genética y predisposición individual

Es importante destacar que no todas las personas son igualmente susceptibles al Trastorno Afectivo Estacional. Aquellos con una predisposición genética a sufrir trastornos de ansiedad y depresión son particularmente sensibles a los cambios estacionales. Según el Dr. Bullón, algunos estudios han demostrado que la alteración en los transportadores de serotonina, así como ciertos polimorfismos genéticos relacionados con el sistema dopaminérgico, aumentan la vulnerabilidad a los síntomas depresivos y ansiosos durante el otoño.

Trastorno Afectivo Estacional (TAE): síntomas y características

El Trastorno Afectivo Estacional (TAE) se caracteriza por una serie de síntomas que aparecen de manera recurrente cada otoño e invierno y suelen remitir en primavera y verano. Los síntomas principales incluyen:

  • Sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza.
  • Fatiga y falta de energía.
  • Cambios en el apetito, con una tendencia a aumentar la ingesta, especialmente de carbohidratos, lo que puede llevar al aumento de peso.
  • Dificultades de concentración y problemas para completar tareas cotidianas.
  • Irritabilidad y aislamiento social.
  • Somnolencia excesiva o alteraciones en los patrones de sueño.

El TAE no solo afecta el estado emocional, sino que también puede tener un impacto negativo en la vida social, profesional y personal de quienes lo padecen. Es fundamental identificar estos síntomas a tiempo para buscar soluciones efectivas.

Consejos para mejorar la salud mental en otoño

Aunque el TAE es una condición común, hay varias maneras de prevenirlo o minimizar sus efectos. El Dr. Bullón proporciona una serie de recomendaciones clave para mantener la salud mental y prevenir el deterioro del estado de ánimo en otoño:

  1. Aumentar la exposición a la luz solar: Siempre que sea posible, se recomienda pasar tiempo al aire libre durante el día, aprovechando al máximo la luz solar. Para aquellos que no pueden acceder fácilmente a la luz natural, el uso de lámparas de luz artificial o terapia lumínica puede ser beneficioso.
  2. Mantener una rutina de ejercicio regular: La actividad física es crucial para la salud mental. Realizar ejercicio regularmente ayuda a liberar endorfinas, mejorar el ánimo y reducir los niveles de estrés.
  3. Seguir una dieta balanceada: Incluir en la dieta alimentos ricos en omega-3, como el pescado, y evitar el consumo excesivo de azúcares refinados puede ayudar a regular el estado de ánimo y mejorar la salud general.
  4. Mantener el contacto social: Es fundamental mantener el contacto con amigos, familiares y compañeros para combatir el aislamiento social que puede surgir durante el otoño. Participar en actividades sociales o de grupo puede ayudar a contrarrestar los sentimientos de soledad.
  5. Establecer una rutina de sueño regular: La falta de sueño o los patrones de sueño irregulares pueden empeorar los síntomas del TAE. Mantener un horario de sueño consistente es clave para la salud mental.
  6. Dividir las tareas en metas pequeñas: La fatiga y la falta de energía son comunes en el TAE. Dividir las tareas diarias en metas pequeñas y alcanzables puede ayudar a mantener la motivación y evitar el agotamiento mental.

La importancia de buscar ayuda profesional

El Dr. Bullón subraya que si, a pesar de seguir estas recomendaciones, los síntomas de depresión se intensifican, es crucial buscar ayuda profesional. Ignorar los signos del TAE puede conducir a un deterioro progresivo de la salud mental. Un especialista en salud mental puede ofrecer tratamiento y orientación, que van desde la psicoterapia hasta la prescripción de medicamentos específicos que ayudan a regular los neurotransmisores responsables del estado de ánimo.

El otoño puede ser una época difícil para muchas personas en términos de salud mental, pero con una intervención adecuada y la adopción de hábitos saludables, es posible mitigar los efectos del Trastorno Afectivo Estacional y mantener el bienestar emocional durante esta estación.

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