La hipertensión arterial (HTA) es uno de los factores de riego más prevalentes y, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, está detrás de las principales causas de muerte en el Mundo.
De hecho, según datos publicados en la última Guía de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y la European Society of Hypertension (ESH) sobre el diagnóstico y tratamiento de la hipertensión arterial, se trata de una enfermedad que afecta a entre un 30-35% de la población mundial, ligeramente más a los varones y más frecuente conforme envejecemos (afecta a seis de cada diez personas por encima de los 60 años).
El futuro no parece muy prometedor y, según envejezcan las poblaciones, vayamos adoptando un estilo de vida más sedentario y aumentemos de peso, se calcula que el total de hipertensos a nivel mundial aumentará hasta llegar a los 1.500 millones en 2025.
Aplicando esta estadística a España, aproximadamente 16 millones de personas son hipertensas…y hay un gran porcentaje que no lo sabe. Recientemente, la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), cifró en menos del 50% los pacientes hipertensos que son conscientes de su enfermedad.
¿Qué es la hipertensión?
La hipertensión o HTA (por sus siglas en inglés) es el término médico para referirse a la presión arterial alta. La sangre, en su viaje por nuestro cuerpo, se mueve gracias a la tensión arterial (TA). Cuando sale del corazón es la que medimos como “alta” y la que retorna es la “baja”.
El problema es que la mayoría de las personas con hipertensión no muestra ningún síntoma y por ello se la conoce como “la muerte silenciosa”, una muerte prevenible en muchos de los casos si se trata correctamente, lo que hace que la concienciación social, el diagnóstico precoz y la prevención sean fundamentales para evitar millones de muertes innecesarias año tras año.
Diagnóstico y tratamiento
Afortunadamente, detectar la hipertensión no es difícil y existen tratamientos que permiten controlarla.
En primer lugar, la hipertensión arterial primaria o esencial, cuyo origen principal se desconoce, y secundaria, ocasionada por otra enfermedad.
En el caso de la primaria, algunas de las causas que la provocan dependen directamente de factores ambientales plenamente identificados y sobre los que podemos actuar para prevenirla.
Está demostrado que el sobrepeso, el sedentarismo, el estrés y hábitos nocivos como el consumo de tabaco y alcohol predisponen a la enfermedad… hábitos de vida saludables, por el contrario, ayudarán a mantener nuestro corazón y vasos sanguíneos en buenas condiciones.
La mayoría de los casos de hipertensión secundaria están estrechamente relacionados con problemas renales, aunque también pueden deberse a cambios en las glándulas paratiroides, acromegalia (exceso de producción de la hormona de crecimiento por parte de la glándula pituitaria), tumores en dicha glándula o en las glándulas suprarrenales.
El embarazo y los efectos secundarios de algunos medicamentos también pueden producir este tipo de hipertensión.
Para detectar problemas de hipertensión, dada la ausencia de síntomas en la mayoría de los casos, la deberíamos tomarnos la tensión en cada visita médica rutinaria y medirla de nuevo en pacientes que tengan valores normales (120-129/80-84 mmHG) y cada año en aquellos que presenten valores normales-altos (130-139/80-89 mmHG) o que tengan antecedentes familiares, a partir de los 18 años.
En algunos casos, se pueden realizar otras pruebas como un holter de presión arterial y, en todos los casos, se completará el diagnóstico con una analítica de sangre y de orina y con un electrocardiograma.
Existen tratamientos farmacológicos que permiten tratar la enfermedad, fundamentalmente con medicamentos antihipertensivos. Sin embargo, una vez diagnosticados, es importante que entendamos que seremos hipertensos toda la vida.
El tratamiento nos ayudará a controlarla, pero no curará la hipertensión, si lo abandonamos, no lo cumplimos estrictamente y no adoptamos un estilo de vida basado en hábitos cardiosaludables, la presión arterial volverá a aumentar y, con ello, los riesgos que conlleva.