La cirugía nerviosa es una técnica poco conocida, aunque no por ello desarrollada por algunos expertos de nuestros país. Uno de ellos, el Doctor Miguel Ángel Toledo Romero, Jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar, recientemente nombrado presidente de la Asociación Española de Microcirugía, nos habla de esta agradecida intervención, así como del desarrollo general de su especialidad.
Acaba de ser nombrado presidente de la Asociación Española de Microcirugía. ¿Qué impulso le quiere dar a esta agrupación, cuáles son sus objetivos?
Pretendemos dinamizar la Asociación. La sociedad ha cambiado y los paradigmas de la comunicación también, por tanto la Asociación Española de Microcirugía tiene que adaptarse a estos cambios. Por ello, trabajaremos sobre el objetivo de crear nuevas herramientas de comunicación y de captación de socios. Por otro lado, intentaremos tener más relaciones con más asociaciones de Europa y del resto del mundo, para lo cual contaremos con la colaboración del vicepresidente de la Asociación, el Doctor Alexandre Muset, junto con otros asociados.
Además de lo anterior, tenemos previsto desarrollar un congreso internacional en Sevilla para reunir a una representación de todos los microcirujanos del mundo, con el ánimo de establecer sinergias y dar a conocer nuestra especialidad en la sociedad española.
[blockquote style=»1″]Hemos de tener una visión profunda para disponer de unas coberturas, una musculatura, una vascularización o una sensibilidad en la anatomía. Aquí no cabe la improvisación[/blockquote]
Es verdad que otras sociedades médicas son más conocidas de cara al público. ¿Hay algún modelo a seguir para que la suya cale a nivel social?
Sí, lo que ocurre es que la Asociación Española de Microcirugía es una sociedad pequeña. Somos alrededor de 150 asociados, mientras que otras cuentan con muchos más, lo que les da cierta popularidad. No obstante, sí que se pueden seguir modelos óptimos, como el de la Sociedad Española de Traumatología y Ortopedia o la Sociedad Española de Cirugía Plástica, que por volumen de asociados y difusión son más conocidas.
Tenga en cuenta que nuestra Asociación no reúne solamente a traumatólogos, sino también a cirujanos plásticos, maxilofaciales e incluso veterinarios. Se trata de una sociedad muy peculiar.
¿Cuáles son las técnicas más dominantes que se dan actualmente en su especialidad?
Sucede que la traumatología es un campo muy extenso. Los problemas osteoarticulares representan un porcentaje aproximado del 40% de las consultas de atención primaria. Con lo cual, hay muchas técnicas que se están desarrollando para diferentes subespecializaciones. Podríamos destacar el desarrollo de toda la cirugía nerviosa con nuevas transferencias, las técnicas mínimamente invasivas para la columna, las cirugías percutáneas, artroscopias, cirugías mini-open para no violentar la anatomía…
En microcirugía, estamos desarrollando mucho la cirugía reparadora con colgajos libres neurotizados y vascularizados o la cirugía de nervios, cambiando la función de diferentes nervios para mejorar una función perdida.
A la capacidad como cirujano, un miembro de su especialidad tendrá que destacar por se sumo conocedor de anatomía…
Es un pilar fundamental de los cirujanos. Si pretendemos hacer cirugía mínimamente invasiva tenemos que conocer todo lo que nos encontramos. Ese conocimiento también es clave a la hora de una reconstrucción. Por decirlo de manera coloquial, tenemos que saber todas las piezas que van en una articulación. Hemos de tener una visión profunda para disponer de unas coberturas, una musculatura, una vascularización o una sensibilidad en la anatomía. Aquí no cabe la improvisación. Por este motivo, creo que es de gran relevancia la formación con cadáveres y los cursos prácticos para que se vayan desarrollando las habilidades anatómicas en los cirujanos.
¿Se podría decir que la microcirugía es uno de los ámbitos más complejos para un cirujano?
La microcirugía es una técnica que requiere tres aspectos clave: disciplina, conocimiento y continuidad. Si no tenemos disciplina a la hora, por ejemplo, de poner los puntos, tendremos problemas. Hemos de tener un conocimiento amplio, pero además debemos de tener continuidad, no podemos hacer solamente una microcirugía una vez al año. De ahí la importancia de los ensayos en el laboratorio para no perder habilidades.
Por otro lado, la microcirugía no depende solamente del microcirujano, sino también de la calidad de los vasos del paciente y de los hábitos del paciente (prohibimos fumar a los pacientes). Se trata de una cirugía exigente en donde el factor tiempo es importante al ser procesos largos. Por ello, el equipo debe estar motivado.
[blockquote style=»1″]En la cirugía nerviosa es muy importante el factor tiempo, porque el nervio tiene una fecha de caducidad para poder operarlo. Al cabo de 6-9 meses no se consiguen buenos resultados[/blockquote]
Por todo ello y los resultados que aporta su especialidad, ésta debe ser de las más agradecidas para los pacientes…
Efectivamente es agradecida. Antes no se reparaba de esta forma y ahora conseguimos unos resultados muy valorados por los pacientes. Imagínense a un paciente que no tenía movilidad en un brazo y conseguimos darle cierta movilidad…
Si la cirugía del nervio es el gran desconocido para el personal sanitario, también lo será para el conjunto de la ciudadanía. ¿En qué consiste esta intervención?
La cirugía nerviosa tiene el mito de que los nervios no se operaban. Eso cala hondo y es difícil cambiar este paradigma. La cirugía del nervio varía mucho dependiendo de lo que hagamos. No obstante, es muy importante el concepto del tiempo, porque el nervio tiene una fecha de caducidad para poder operarlo. Al cabo de 6-9 meses ya no se consiguen buenos resultados.
Lo que aportamos con el nervio es impulso eléctrico al motor, pero si ese motor (el músculo) está mucho tiempo sin inervar, pasado un tiempo no tiene capacidad contráctil.
Otro de los parámetros de importancia es la edad del paciente, cuanto mayor es éste, peores son los resultados. No es lo mismo operar un bebé (que tenemos resultados espectaculares) que a un adulto de 60 años.
Metidos en materia, los nervios están formados por un cuerpo celular que está en la médula o cerca de ella y una prolongación que es el Axón. Esa prolongación puede llegar a más de un metro, según sea la mano o los pies. Como si fuera un cable de cobre, en esa prolongación, cuando se corta, necesitamos poner un conducto para que esa parte del nervio pueda volver a crecer. Así pues, la cirugía consiste en dar a ese nervio una guía para que el nervio vuelva a crecer por el sitio correcto. Para ello usamos injertos nerviosos sacados del antebrazo o la pierna. Se han desarrollado pequeños conductos que utilizamos en los nervios de los dedos y también se están usando injertos de cadáver doblemente descelularizados para evitar lesiones adicionales al paciente.
También existe otra posibilidad que nosotros llamamos neurotizaciones. Consiste en el uso de un nervio sano para que a través de sus fibras se pueda colocar en zonas distintas. Este procedimiento nos ha hecho avanzar mucho en la cirugía nerviosa y actualmente se desarrollan nuevas neurotizaciones.
Detrás de este tipo de intervenciones hay un campo enorme para la investigación. ¿Su equipo está pendiente de esta otra labor?
Es difícil combinar la asistencial con la investigación, porque la primera nos ocupa mucho tiempo. Hay dos tipos de investigación, por un lado el control de resultados desde la práctica clínica; y por otro la experimentación con modelos. Por mucho tiempo que nos quite la asistencial, no abandonamos la investigación. En 2016 presenté mi tesis doctoral, hablando sobre unos conductos para reconstruir nervios, los cuales rellenábamos con células madre que, a su vez, habíamos infectado con un retrovirus manipulado genéticamente para segregar una proteína que acelerara el crecimiento nervioso. Este tipo de investigación no se puede llevar a cabo en un hospital pequeño. Esta tesis fue fruto de la colaboración de cuatro entidades del Parque Tecnológico de la Salud de Granada.
No solo hay que hablar de la microcirugía, sino también de la supramicrocirugía…
La supramicrocirugía se ha desarrollado para reparar los vasos linfáticos que necesitan muchísimos más aumentos que la microcirugía. No hay muchos centros en España que realicen esta técnica. Es un tema importante porque nos permite poder curar los linfedemas en pacientes intervenidos de cáncer de mama. En términos generales, se trata de linfedemas ocasionados por cirugías en las que se afectan significativamente los ganglios linfáticos y que no responden adecuadamente al tratamiento con medidas convencionales rehabilitadoras. El máximo exponente de esta técnica es el Dr. Masià, si bien existen otros pocos compañeros que también lo hacen en España.
Hace décadas posiblemente un cirujano general se dedicaba a operar tal y como lo hacen ustedes hoy. ¿Cree que estamos en la época de la superespecialización médica?
No me cabe duda de que vamos hacia una superespecialización, por la complejidad de las técnicas. Aunque no debemos perder el norte, es decir, debemos ver al paciente como una unidad. Cuando perdemos la visión de conjunto del paciente por una superespecialización, podemos caer en el error de ver solo nuestra pequeña parcela y dejar de observar al paciente como una unidad.
Dada su experiencia en congresos y eventos nacionales e internacionales, ¿cuál es la referencia en estos momentos para su especialidad?
Por el gran tamaño que tiene la traumatología, no hay un referente como tal. Hay referentes en caderas, hombros, etc. Por ejemplo, en Francia hay mucho desarrollo de la cirugía del hombro. No hay que menospreciar a Asia, en donde China, Japón y Corea son exponentes en microcirugía. No en vano, la supramicrocirugía se empezó a desarrollar en esa parte del mundo. Por otra parte, habría que destacar el nivel de especialización de colegas de países emergentes como India en patologías poco prevalentes en los países desarrollados. Estos otros cirujanos también tienen mucho que enseñarnos.
Curriculum Vitae
Formación Académica
- Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla (1989).
- Doctor en Medicina y Cirugía General.
- Médico especialista Traumatología y Cirugía Ortopédica.
Formación asistencial y clínica
- Médico residente de la especialidad.
- Departamento de Traumatología del H. Universitario Virgen del Rocío.
Otros méritos asistenciales
- 2010 – 2015 – Jefe en funciones de la Unidad del Miembro Superior en el Hospital de Traumatología y Rehabilitación del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla. (Patología de mano, codo, hombro y microcirugía del nervio periférico).
- 2015-2016 – Especialista en Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Universitario Virgen del Valme de Sevilla.
- Desde 2015, Jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de Quirónsalud Campo de Gibraltar, simultaneando la actividad en Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla.
Actividades de Innovación y desarrollo tecnológico aplicadas a la práctica
- Desde 2015, Jefe de Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de Quirónsalud Campo de Gibraltar, simultaneando su actividad en Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla.
- Estancia en la Clínica Teknon en Barcelona con el Dr. Santos Palazzi.
- En colaboración desde 2015 con Instituto Muset de Barcelona.
Comisiones
Miembro del grupo de trabajo de la Comisión de tejidos Osteotendinosos de Andalucía convocada por la Coordinadora Autonómica de Trasplantes durante 2006 al 2008.
Sociedades
- Presidente de la Asociación Española de Microcirugía.
Miembro asociado a las siguientes sociedades:
- Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología.
- Sociedad Andaluza de Traumatología y Ortopedia.
- Sociedad Española de Cirugía de la Mano.
Formación docente
- Master de dirección y Gestión de empresas Sanitarias (Universidad ETEA).