El servicio de Medicina Funcional de este centro andaluz ha sido reconocido con el Premio a la Excelencia Empresarial 2020 por la creación e implantación del Método Teryos. Descubre aquí en qué consiste…
La Unidad de Medicina Funcional del Hospital Quirónsalud Málaga ha recibido el “Premio a la Excelencia Empresarial 2020”, otorgado por el Instituto para la Excelencia Profesional. Con este galardón se reconoce la creación y puesta en marcha del Método Teryos por parte de este equipo médico, un innovador procedimiento de diagnóstico y tratamiento del dolor disponible, exclusivamente, en la Unidad de Medicina Funcional y del Deporte del Hospital Quirónsalud Málaga y en el Centro Clínico Biotronic Salud, en Granada.
“Este método abre nuevas opciones a la medicina, al desarrollar y aplicar nuevas tecnologías biomédicas en el campo del diagnóstico, la evaluación, el control y el tratamiento de la capacidad funcional y del dolor, principal obstáculo frente a la mejora de la salud y la funcionalidad”, declara el doctor Carlos de Teresa, jefe de la Unidad de Medicina Funcional.
Menos dolor y mejor descanso: así actúa este método en la Medicina Funcional
Además, “que no tenga efectos secundarios, da solución a aquellas personas que no pueden tomar ciertos medicamentos para el dolor por los efectos adversos que produce en su salud”, subraya la doctora Susana Ríos, directora clínica de la Unidad de Medicina Funcional. “Se consigue revertir el cuadro del dolor del paciente, permitiendo un mejor descanso, un sueño más reparador y una vida más activa”.
El Método Teryos (Therapeutic Target Non-Invasive Stimulation) se desarrolla a través de cuatro fases en las que se evalúan y diagnostican de forma escalonada y progresiva las alteraciones de variables que interfieren en la mejora funcional. Aspectos como la presencia de dolor, la sensibilización neurológica periférica y central, las alteraciones de la coordinación, la fuerza y la resistencia neuromuscular, son ejemplos de los hitos estudiados en este proceso.
Fases del Método Teryos
Este procedimiento consta de cuatro fases y cada fase finaliza cuando se evidencia, mediante pruebas diagnósticas funcionales, la normalización de las respuestas de las dianas terapéuticas sobre las que se ha actuado selectivamente en dicha fase.
La primera fase, la desensibilización, es el primer escalón en la mejora funcional, que consiste en el diagnóstico y tratamiento de los procesos de sensibilización sensitiva y sensibilización neurológica periférica y central, que determinan los cuadros de dolor y los patrones de activación neuromuscular disfuncionantes.
Una vez modulados los procesos de sensibilización sensitiva se puede abordar la fase de la analgesia, el tratamiento de los cuadros de dolor, especialmente de tipo neuropático en los procesos más cronificados.
La tercera fase es la de la coordinación neuromuscular. El control de los procesos de sensibilización y de dolor facilita “la estimulación de patrones de activación neuromuscular fisiológicos”, algo que podemos realizar “a través de mecanotransducción, activación neurológica y estimulación neuromuscular, mediante el uso de dispositivos biotecnológicos y de activación muscular consciente”.
La cuarta fase del Método Teryos comprende un programa de ejercicio físico. La finalidad de la Medicina Funcional es la práctica adecuada y suficiente de ejercicio físico para la mejora de variables como la capacidad aeróbica o la fuerza. La prescripción de ejercicio se debe basar en “la búsqueda de estímulos precisos que contribuyan a la mejora de la forma física y, en concreto, de la capacidad aeróbica o de resistencia y de la fuerza”, destaca el doctor Carlos de Teresa.
Según el especialista, el ejercicio físico debe ser prescrito, según modalidad, intensidad, frecuencia y duración, “con el objetivo de mejorar las principales respuestas necesarias para el mantenimiento de la salud: capacidad antioxidante, antiinflamatoria, función endotelial vascular, sensibilidad de los receptores insulínicos o de los betaadrenérgicos y neuroplasticidad”.