La medicina avanza cada día con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero también es fundamental que esta evolución se realice de manera responsable con el medio ambiente. La huella de carbono generada por los hospitales es un aspecto clave en la lucha contra el cambio climático, y dentro de este impacto, los gases anestésicos juegan un papel significativo.
Consciente de este desafío, Quirónsalud ha implementado el Proyecto de Anestesia Sostenible, una iniciativa pionera que en solo un año ha logrado reducir en 8.200 toneladas las emisiones de CO2e derivadas del uso de gases anestésicos. Este ambicioso proyecto forma parte de su Plan de Eficiencia Energética, Adaptación y Mitigación del Cambio Climático, cuyo objetivo es minimizar el impacto ambiental de su actividad hospitalaria.
Los gases anestésicos tradicionales, como el desflurano y el isoflurano, han sido ampliamente utilizados en los quirófanos de todo el mundo. Sin embargo, estos compuestos tienen un alto potencial de calentamiento global (GWP, por sus siglas en inglés). Por ejemplo, el desflurano es 2.500 veces más contaminante que el CO2, lo que lo convierte en una de las sustancias con mayor impacto en la huella ambiental de un hospital.
Para hacer frente a este problema, Quirónsalud ha apostado por la renovación de su equipamiento y la optimización de las técnicas anestésicas. En 2024, se han incorporado más de 90 nuevas torres de anestesia en sus hospitales, mejorando la digitalización, la seguridad y la eficiencia en la administración de anestésicos.
Además, el proyecto incluye la sustitución de gases anestésicos contaminantes por alternativas más ecológicas y la implementación de técnicas de anestesia de bajos flujos, que permiten reducir significativamente el volumen de anestésico utilizado sin comprometer la seguridad del paciente.
Beneficios ambientales y clínicos derivados del Proyecto de Anestesia Sostenible
La reducción del impacto ambiental no es la única ventaja de esta estrategia. Según el doctor Luis Muñoz, coordinador del Bloque Quirúrgico del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, estas medidas también mejoran la recuperación de los pacientes desde una menor exposición a los gases anestésicos, reduciendo el impacto en la salud respiratoria y neurológica. Además, la anestesia sostenible también permite una recuperación más rápida, con menor incidencia de efectos secundarios tras la anestesia. En resumen, el proyecto que ha implantado Quirónsalud ha aportado una mayor seguridad y calidad asistencial, optimizando los procedimientos quirúrgicos.
Además, este cambio no solo supone un beneficio a corto plazo, sino que también marca un nuevo estándar en la anestesiología que podría servir de modelo para otros hospitales y sistemas sanitarios. El impacto positivo de este proyecto no ha hecho más que empezar. Se estima que en 2025 se alcanzará una reducción adicional de 4.500 toneladas de CO2e, consolidando a Quirónsalud como un referente en la sostenibilidad aplicada a la salud.
Más allá de la reducción de emisiones, este proyecto representa una transformación en la forma en que la medicina y el medio ambiente pueden convivir de manera armónica. La implementación de tecnologías más eficientes, la elección de anestésicos menos contaminantes y la optimización de los protocolos médicos demuestran que es posible avanzar en la salud sin comprometer el planeta.