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Una estrategia clara de prevención de la obesidad infantil

Se ha destapado en esta pandemia que la obesidad infantil es un problema creciente en España y por ello los especialistas alertan sobre esta situación y proponen estrategias adecuadas para reducir esta problemática en la medida de lo posible.

La Fundación Jiménez Díaz ha celebrado recientemente su II Jornada de prevención de la obesidad infantil del Proyecto InfaSEN, la cual estuvo dirigida a profesionales de la salud, educadores y familias, con el objetivo de promover hábitos de vida saludables en los más pequeños.

La estrategia de la FJD contra la obesidad infantil

El plan tiene el hospital se basa en su proyecto InfaSEN, Infancia con Sentido, el cual incide en tres aspecto básicos para el estilo de vida de los jóvenes implicados: el sueño, el ejercicio y la nutrición. Siendo esos tres ejes de actuación, el centro cuenta con equipos multidisciplinares desde 2019, distribuidos en los cuatro Hospitales de Quirónsalud integrados en la red pública madrileña -los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz (Madrid), Rey Juan Carlos (Móstoles), Infanta Elena (Valdemoro) y General de Villalba (Collado Villalba)- y de sus respectivas áreas de referencia de Atención Primaria.

“Uno de los ejes de la estrategia de nuestros hospitales es el cuidado global de la salud, y desde Continuidad Asistencial participamos en la realización de actividades de promoción y prevención de esta, colaboramos con asociaciones de pacientes y con todas las instituciones que se relacionan con el hospital: otras instituciones sanitarias y sociosanitarias, educativas, corporaciones locales, etc.”

Dr. Óscar Gómez, director de Continuidad Asistencial de esta red asistencial.

 

Los riesgos de un niño obeso

La obesidad infantil ha de ser tenida muy en cuenta y vigilada dado que puede derivar en riesgos para los niños de diversa índole. La Dra. Almudena Gutiérrez de Terán, pediatra en el Centro de Salud Imperial, cuyo hospital de referencia es la Fundación Jiménez Díaz, explica que una de las comorbilidades asociadas es el aumento del riesgo cardiovascular: “Ya en la infancia, altera la configuración de los vasos sanguíneos, aumenta las grasas y baja el colesterol HDL, con lo que incrementa el riesgo de accidente cerebrovascular e infarto de miocardio”. Además, señala que esta patología altera el metabolismo de los hidratos de carbono, que abarca desde la alteración de la glucosa en ayunas hasta la diabetes. “Puede producir hígado graso, alteraciones traumatológicas, digestivas, cutáneas y trastornos psicoafectivos importantes como la ansiedad o la depresión”, añade.

La-Fundación-Jiménez-Díaz-celebra-su-II-Jornada-de-prevención-de-la-obesidad-infantil

Datos pesimistas

La pediatra informa que la cifra de obesos infantiles se estaba estabilizando en España, pero es poco optimista respecto a los próximos datos que salgan a la luz, ya en época de pandemia. “Se sabe la información del estudio ALADINO no va a ser buena”, explica. Según la edición de 2019 de este estudio, la prevalencia de exceso de peso en la etapa escolar -niños de 6 a 9 años- era del 40,5%.

Los factores que inciden en la obesidad infantil

Analizando los factores que impulsan la obesidad en las etapas más tempranas, la jornada de la FJD destacó el sueño, como vínculo estrechamente relacionado con el desarrollo de esta patología. La Dra. Teresa Gavela, médico adjunto responsable de la consulta de Obesidad Infantil del Servicio de Pediatría de la Fundación Jiménez Díaz, destaca la importancia de dormir un número de horas adecuado (ni mucho ni poco), pero lo más importante es mantener una regularidad en los horarios, “sin que existan muchas diferencias de unos días a otros”. Y añade que “sería interesante averiguar el cronotipo de cada paciente y adecuar a sus ritmos circadianos las recomendaciones horarias a las que realizar cada una de las actividades”.

Respecto a la actividad física, la Dra. Nieves Domínguez, pediatra de la Fundación Jiménez Díaz, recomienda un mínimo de 60 minutos de actividad física, de intensidad moderada o vigorosa, todos o la mayoría de los días de la semana, y que al menos dos de esos días incluyan ejercicios que trabajen la fuerza y la flexibilidad. “Si la actividad física es superior a los niveles recomendados, generará unos beneficios adicionales para la salud, ya que parece existir una relación lineal gradual entre la cantidad de actividad física y el estado de salud”, señala.

Se trata de que los niños vean estas actividades físicas como algo divertido e interesante. Además, la pediatra animan a los padres y educadores a elogiar los logros. En este sentido, la experta hizo un llamamiento al entorno escolar para promover el efecto positivo de la actividad física, porque es clave que los niños no asocien el deporte como algo negativo.

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