El relevo generacional está a la vuelta de la esquina. En 2020 más del 40% de los empleados serán millennials y el enfoque de la carrera profesional habrá cambiado considerablemente.
El perfil de los empleados cambia tanto por las propias características de esta generación millennial como por las exigencias de un mercado cada vez más globalizado.
Es un hecho al que no pueden ser ajenos los departamentos de dirección de personas de las grandes empresas, que en los últimos años han afrontado cuatro retos clave debido al inevitable proceso de internacionalización:
Mejorar la formación intercultural
El aumento del número de asignaciones cortas y viajes entre las sedes de una empresa requiere una gran capacidad para gestionar la diversidad y adaptarse a los nuevos entornos. Y no solo de los empleados expatriables, sino de toda la empresa, en especial de los responsables de la selección y gestión del talento.
Diseñar e implantar políticas de repatriación
Con frecuencia, la recolocación del expatriado al final de una asignación internacional ha sido un quebradero de cabeza. Pero, a medida que las políticas de movilidad se flexibilizan y se incrementan los intercambios entre las diferentes sedes, aumentan las posibilidades de encontrar soluciones satisfactorias para empresa y empleado.
Mejorar la relevancia de la experiencia internacional
Siguen siendo necesarias políticas y acciones para integrar este valor en la cultura de la empresa. Por fortuna, la predisposición de los millennials a trabajar fuera de su país puede ser de gran ayuda en este terreno.
Cuidar la proximidad emocional al expatriado
La vinculación emocional es clave en el desempeño, sobre todo en las asignaciones permanentes o de larga duración. Para ello, el departamento de recursos humanos debe cubrir las necesidades habituales de la expatriación: formación, conciliación o ciclos de vida y carrera, entre otras.
Pero la internacionalización de las empresas las está situando frente a un reto todavía mayor: las obliga a cambiar su mentalidad, es decir, transformar su cultura y su forma de hacer las cosas para asumir una orientación verdaderamente global. Y el departamento de dirección de personas ha de ser el motor de este cambio, que debe comenzar por los directivos.
Para atraer el talento de todo el mundo, los departamentos de dirección de personas harían bien en diseñar carreras en las que la experiencia internacional sea un elemento clave. Será una propuesta que los millennials no podrán rechazar
¿Cuáles son los mejores perfiles para conseguirlo? La investigación en este campo muestra que la apertura a la experiencia, la extraversión y un bajo nivel de neuroticismo son tres rasgos estrechamente ligados al desempeño de los líderes globales.
La apertura a la experiencia implica curiosidad hacia situaciones y entornos nuevos, y una marcada tendencia a asumir riesgos. La extraversión se asocia a la sociabilidad y la predisposición a cambiar la manera de hacer las cosas. Y un bajo nivel de neuroticismo conlleva una mayor capacidad para hacer frente a la ambigüedad propia del entorno actual.
Diferentes tests permiten identificar estos rasgos, que son una condición necesaria pero no suficiente en el tipo de líderes que hoy necesitan las empresas.
También juega un papel fundamental la inteligencia cultural, que incorpora la conciencia de la diversidad, la voluntad de comprender las diferencias y la capacidad para asimilarlas y adaptarse a ellas.
Son habilidades y competencias que se desarrollan de manera especial durante las estancias prolongadas en el extranjero, por lo que tiene todo el sentido incluirlas en la estrategia de desarrollo del talento en la empresa.
Las características de los millennials, con menos ataduras que otras generaciones de mayor edad, les permitirán dar un paso al frente en el nuevo contexto.
En él, se imponen modelos de movilidad multidireccionales que aprovechen el notable avance formativo de los países emergentes para interiorizar otras perspectivas en la cultura de la organización y superar el etnocentrismo.
Para atraer talento de todo el mundo, los departamentos de dirección de personas harían bien en diseñar carreras en las que la experiencia internacional sea un elemento clave. Será una propuesta que los millennials no podrán rechazar.
Por José Ramón Pin – Profesor Emérito del Departamento de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE.