Aunque las exigencias son visiblemente urgentes, los últimos datos señalan que la disposición de la empresa española a la digitalización está lejos de ser la adecuada.
A lo largo de la historia, no han sido las empresas más fuertes las que han resistido al cambio, sino aquellas que han sabido adaptarse al mismo. A este respecto, el tejido empresarial español ya va con retraso en su camino a la digitalización.
Según el último análisis que hemos realizado desde The Valley Digital Business School, ‘La transformación digital de la empresa española’, la gran mayoría de los empleados en activo sitúan a la empresa nacional a la cola en cuanto a innovación tecnológica al compararla con otros mercados de referencia (Alemania, Francia, Estados Unidos, Rusia…).
Nivel de digitalización medio
En concreto, consideran que el nivel de digitalización de nuestro mercado empresarial es “medio” y, lo que es peor, que la prioridad que se le da al proceso de transformación es igual de insuficiente que los recursos que se destinan a este fin.
La empresa española va con retraso. Los profesionales del Marketing, Telecomunicaciones y Tecnología estiman que las entidades de nuestro país tardarán entre tres y cinco años en terminar su transformación digital
La teoría ya la sabemos: de no abordar o no dar más importancia al proceso de transformación digital, cualquier empresa desaparecerá por obsolescencia o, en su defecto, tendrá que reorientarse a otros mercados o clientes más atrasados y poco afines a la digitalización.
Entonces, ¿por qué le cuesta tanto al sector empresarial español sumergirse en el mundo de la transformación tecnológica? Simple y llanamente porque las entidades no son conscientes de los beneficios de la digitalización.
Tal y como hemos podido comprobar en nuestro análisis, la gran mayoría de los empleados están convencidos de que sus empresas o sectores no conocen las mejoras que traen estos nuevos procesos: mayor eficiencia, crecimiento en cuanto a competitividad, procesos más ágiles, optimización de la relación con el cliente…
Digitalización: un problema de la dirección
Y no solo eso, sino que además creen que este problema tiene su origen en la estructura y dirección tradicional que caracteriza a muchas empresas españolas, su poca asunción de riesgos e inmovilismo y la utilización de unos procesos ya obsoletos para una realidad que lo está cambiando todo.
No hay que olvidar que una empresa digital es una entidad que dispone de personal formado en últimas tecnologías, capaz de adaptarse a las nuevas tendencias, que utiliza procesos y herramientas innovadoras, y sobre todo, que cuenta con comités directivos proclives a implantarlas.
Pero, para llegar a este punto, hay que emprender un proceso que exige un organigrama flexible y modificaciones en la cultura empresarial, modelo de negocio, procesos de trabajo, relación con el cliente, tecnología, productos y oferta al mercado.
Unas condiciones, en definitiva, muy distintas al perfil de empresa que se ha venido sucediendo hasta hace apenas una década.
Tendencias futuras en la digitalización
No obstante, tampoco conviene entrar en el catastrofismo. La empresa española va con retraso, de acuerdo, pero ya ha empezado a coger carrerilla. Incluso hay algunos sectores, como es el caso de Marketing,
Publicidad y Comunicación, y el de Telecomunicaciones y Tecnología, que ya se consideran bastante digitalizados.
Al menos así nos lo han reconocido sus empleados en el citado análisis. De hecho, estos profesionales estiman que las entidades de nuestro país tardarán entre tres y cinco años en terminar su transformación digital.
Un periodo que consideran más que suficiente para la implantación de tecnologías como Internet of Things, machine learning, impresión 3D, vehículos autónomos, wearables, robots inteligentes, realidad aumentada, realidad virtual, hogar conectado…
Internet de las Cosas, punto de partida
Según los diferentes sectores consultados, la primera de ellas, el Internet of Things, será la tecnología del futuro, independientemente de la tipología de la empresa.
A parte de esta, los profesionales de Telecomunicaciones y Tecnologías optan también por la posible implantación del hogar conectado; los de Auditoría y Consultoría, por la realidad virtual; en Banca y Seguros abogan por la realidad aumentada; en Marketing, Publicidad y Comunicación añaden la realidad virtual, y el sector Servicios, Textil y Distribución incluye en la lista a la impresión 3D.
La formación es fundamental: adecuarse al nuevo entorno e incluso perfeccionar habilidades digitales ya aprendidas es tarea de todos, tanto de la dirección como de los empleados
Vemos, por tanto, que en cambio sí ha empezado, o al menos esa es la intención.
La clave estará en que estas perspectivas de futuro ya estén en proceso de ejecución, puesto que, como no nos demos prisa en aplicarlas en los próximos cinco años, nuestro complejo empresarial perdería un alto grado de competitividad y se facilitaría la entrada en nuestro mercado a competidores extranjeros que sí las apliquen.
A este respecto, tal y como afirman los encuestados, la mayoría de estas tecnologías todavía forman parte de proyectos piloto. Incluso algunos indican que, aunque ya se han comenzado a tener en cuenta, todavía no se ha empezado a trabajar en ellas para su posible implantación.
La formación digital, clave para acelerar el proceso
No cabe duda de que, en el viaje a la digitalización, uno de los aspectos más complicados es el relativo al de los recursos humanos.
Para que los empleados asimilen la nueva cultura que todo proceso de transformación necesita y adquieran las capacidades necesarias, han de recibir la formación adecuada y, ahora mismo, la falta de talento es uno de los grandes lastres que caracterizan nuestro tejido empresarial.
La formación digital es un ingrediente fundamental para llevar a cabo la reinvención de una empresa.
Así lo consideran también los empleados españoles, quienes creen que deberían ser las empresas las que tomasen parte importante en este asunto destinando tiempo obligatorio a este tipo de programas y asumiendo el coste de los mismos.
No hay que tener miedo a invertir en la formación de los trabajadores, es mejor ofrecerla y correr con el riesgo de que se marchen, a no facilitarla y que se queden en la empresa.
Sin embargo, uno de los grandes problemas llega cuando hay que considerar “quién” debe recibir esa formación: cargos intermedios o comité de dirección.
Quizá esta sea otra de las principales barreras: el hecho de pensar que emprender el camino a la transformación no implica que también sean los propios directivos los que deban formarse y adquirir las capacidades necesarias para llevar a sus empresas al cambio.
Desde nuestra perspectiva como escuela de negocios especializada en el sector digital, vemos cada día como nuestros alumnos, tanto recién licenciados y trabajadores en activo, como directivos, han comenzado a formarse en este ámbito.
Y es que adecuarse al nuevo entorno e incluso perfeccionar unas habilidades digitales ya aprendidas es tarea de todos, tanto de la dirección, como de los empleados.
El sector de las nuevas tecnologías está en constante evolución y no subirse al mundo digital es prácticamente no existir.
De esta manera, las empresas y los profesionales que quieran ser competitivos y adaptarse a este entorno deberán formarse en el negocio digital. La cuarta revolución industrial ha llegado, y si las compañías no se quieren quedar atrás, deben empezar cuanto antes.
Por Ana Delgado – CMO en The Valley DBS.