La primera vez que escuché hablar de compliance, hace más de 8 años, he de reconocer que me impresionó que se pudieran diseñar procedimientos y buenas prácticas como un traje a medida.
Quedé impresionado que con el compliance se adoptaran por las organizaciones a fin de establecer los potenciales riesgos, operativos y legales, en los que podría incurrir.
El mayor impacto fue entender que, además, existía la posibilidad de implantar modelos, políticas y rutinas para prevenirlos, gestionarlos, controlarlos y reaccionar frente a ellos.
Cambio de reglas con el compliance
Con la reforma del código penal de 2010, además, fuimos conscientes de que las reglas del juego empresarial habían cambiado de una manera explícita. Se establecía, en ese momento como gran innovación, la responsabilidad penal de la persona jurídica.
Así, dimos nuestros primeros pasos que se basaron en recopilar información y ver la factibilidad de aplicar las políticas de cumplimiento a nuestro negocio.
En REQUENA Y PLAZA siempre hemos considerado que las empresas deben estar desarrolladas en un ámbito de control, razonable y ponderado, basado en las reglas éticas establecidas y en las leyes promulgadas.
No creíamos entonces, y seguimos con la misma idea, en un cumplimiento cosmético o pasivo, ni tampoco en que el compliancefuera un territorio reservado para las grandes corporaciones.
El compliance y la actualización periódica
Aunque estábamos comenzando nuestra andadura en el mundo del compliance, sabíamos que emprendíamos una serie de trabajos que requerirían una actualización periódica, que en cierta manera, éramos pioneros en nuestro sector y por nuestro tamaño y que, además, nos ayudaría a trabajar mejor para nuestros clientes.
En 2016, dimos un paso más y formalizamos las rutinas que habíamos ido implantando y que funcionaban. Las enriquecimos también con muchos de los aprendizajes adquiridos en la etapa de formación.
Apostamos por un modelo sencillo, de fácil comprensión, íntimamente ligado a nuestro negocio y que nos permitía visualizar resultados de evolución en un corto plazo.
Las prioridades de nuestro plan de complianceson, por un lado, poner en marcha controles comprensibles y proporcionados, muy lejos de la implantación de un “estado policial” interno que pueda interferir en nuestro personal y su desempeño.
Inversiones relacionadas con el compliance
Además, apostamos por una decisiva inversión en recursos humanos, financieros y tecnológicos. Siempre hemos considerado que hacer las cosas a medias, o sólo para cubrir el expediente, no trae resultados y al final sale caro.
Después de tantos años, aún nos preguntan que cuáles han sido las palancas que nos han movido a la acción.
Nos vimos, y nos vemos, animados por nuestra identidad como Pyme y por la posibilidad de ser precursores en este terreno, por la gran responsabilidad de dar empleo a muchas familias y porque considerábamos que si desde el momento que la empresa es pequeña cimienta su crecimiento en el buen hacer, su desarrollo será más confortable y robusto.
En nuestro caso, desde los inicios en los años 80, pusimos la excelencia como meta, y ello había de implementarse también en las cuestiones normativas. En definitiva, esta convicción sobre el compliancese ha convertido en un modo de vivir el negocio.
Una empresa construida en un contexto de control de normas siempre es rentable, más si ese cumplimiento se asocia a trabajar con calidad, confort y anticipando y minimizando los miedos e incertidumbres que en ocasiones pudieran surgir.
Por – José Plaza – socio fundador de REQUENA Y PLAZA.