¡ERRE QUE ERTE!

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La ayuda está en camino, pero sólo se salvará aquél que quiera agarrarse al salvavidas; ¿por qué lo digo? Porque parece que algunos persiguen otros fines que no son los puramente necesarios en estos momentos. Es triste, pero sí, hablo de necesidad.

Hace un tiempo pasamos de un parón necesario, aunque tardío, a un «arresto domiciliario y empresarial» totalmente desmesurado e injustificado. Además, se tomaron medidas económicas más que insuficientes para la situación real.

Los ERTE por fuerza mayor, aunque tarde en el tiempo, tenían sentido para paliar el problema en un espacio corto de tiempo, pero no en un escenario como en el que se nos encontramos en este momento. Por poner cifras de una crisis cercana, la de 2013 y años colindantes supuso una erosión del 3.9% del PIB, actualmente hablamos de un intervalo del entre el 10 y 12% del PIB aproximadamente, tomemos conciencia.

Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo
Luis de Guindos.

Las declaraciones de Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), señalando que estaremos ante la situación económica más grave desde la Guerra Civil, o las de Paolo Gentiloni, comisario económico de la Unión europea, hablando de la mayor crisis desde la guerra mundial, obvian que ahora no hace falta una reconstrucción de infraestructuras y que dinero hay y mucho para paliar el problema.

Sin embargo, sus aseveraciones son más que ciertas y preocupantes, sobre todo para un país como el nuestro al que reaccionar le cuesta más que a los demás. En este caso no estamos solos.

La segunda, la tercera y la cuarta economías de la Unión se tambalean y Berlín será árbitro imparcial claro para no dejarlas caer, por mucho que algunas pequeñas economías dentro de la Unión sean reacias a ello.

ERTE, concursos…

Si los ERTE se deben prorrogar o no es una gota en un océano, algo del pasado, de ayer. Hoy hablamos de los concursos que se avecinan si se deja caer el tejido empresarial, en cuyo caso estaremos ante un efecto dominó que ya conocemos pero que veremos multiplicado exponencialmente; y todo ello con la buena fe del empresario, que no puede más, y al que nadie podrá culpar.

El estado colapsaría para interés de muchos que parece que buscan destruir la economía para imponer un modelo económico «chavista», o hundir el barco para que sean otros los que nos rescaten con ayuda de los «hombres de negro europeos» y culpar de todos los males a Europa.

Europa como salvavidas de la crisis del coronavirus.

Los que buscan el fin de Europa, a la cual se puede reprender por ciertos aspectos sin duda, no ven lo que nos trajo y lo que puede seguir representando como bloque fáctico de poder entre EE.UU. y China. Sin ella ya estaríamos arruinados, pese a quien pese.

Tenemos una inmejorable oportunidad de mejorar nuestro país y también Europa pero para eso hay dos cosas por hacer: no mentir en las cifras que se mandan a la Unión Europea como se viene haciendo asiduamente y no menospreciar a quien te tiende la mano.

Lógicamente la ayuda no puede ni debe ser gratis así que es hora de gestionar y administrar adecuadamente lo público y lo privado, lo cual exigirá esfuerzos adecuados, eso sí, de la administración, las empresas, los trabajadores y todos los ciudadanos. Todo ello antes de que nos veamos en la situación que estuvo Grecia agravada por los días que vivimos.

Es evidente que se deben prorrogar los ERTE, que se debe inyectar dinero a las empresas y pagar los salarios a los trabajadores, las ayudas a los desempleados y las pensiones a los jubilados; de esta manera no se necesitarán» limosnas» de nadie. 

Que a cada uno se le pague lo que es suyo, lo que se ganó por derecho propio, y se siga garantizando el trabajo presente y futuro sin retener el dinero de la gente y las empresas con el objetivo de que cunda el pánico en los mercados con fines oscurantistas y vergonzantes dolosamente interesados.

Solo se necesita gestionar; gestionar que la ayuda de la Unión Europea llegue a donde tiene que llegar sin perder ni un euro en el camino, sin detraer a los trabajadores, los pensionistas o las empresas lo que es suyo por derecho propio.

Muchos de los trabajadores se van al ERTE.

Y todo ello con la extraña intención algo torticera de paliar una deuda pública de 10 dígitos que tiene que esperar y ser recortada con otros medios.

Si no se renuevan los ERTE dará igual la prohibición de despedir en ciertos escenarios porque no existirán empresas con trabajadores para poder despedir, la avalancha de concursos empresariales será inagotable.

Nos enfrentamos a un modelo económico de gobierno desconocido en Europa, porque tenemos otros ejemplos de social comunismo cerca, como es el de Portugal, que no son nocivos para los propios estados. 

Nuestro modelo parece más comunista que social y de todo punto de vista más inventado e improvisado (con las advertencias de la Unión Europea a este tipo de gobiernos) que algo real y plausible, y cuya pretensión es recabar el dinero para que sea el estado quien lo gestione sin que llegue en su integridad a los trabajadores, pensionistas y al tejido empresarial.

En contra, un gobierno de tecnócratas es la solución. Un gobierno que apueste por los trabajadores, por las empresas y por quienes se ganaron sus derechos uno a uno; que apueste por las personas, al fin y al cabo.

Europa nos lanza el flotador. Por favor os lo imploramos: extended todos la mano a la vez.


Víctor Fermosel - profesor de EAE Business School

Por Víctor Fermosel – profesor de EAE Business School

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