Keynes escribió “lo inevitable nunca ocurre; sólo sucede lo inesperado”. Sabíamos que los euroescépticos aumentaban en muchos países de la UE, y el partido anti europeo UKIP, de Nigel Farrar, ganaba posiciones. En 2013, David Cameron prometió a la UE que convocaría un Referéndum y que podría ganarlo fácilmente.
Lo inesperado fue que el Referéndum se convocara sin ninguna cláusula sobre mayorías cualificadas y la composición del electorado favoreció a los que deseaban prescindir de la burocracia de Bruselas y el sueño de recuperar “la soberanía”, porque los inmigrantes aumentaban y temían que se les impusieran cuotas para recibir los refugiados que Alemania estaba acogiendo. En este artículo ponemos de relieve cuál puede ser el impacto para las empresas españolas.
Primero en lo que toca a la libra esterlina (contra el dólar USA y el euro) y luego en cuanto a los flujos de comercio, el turismo, las inversiones y, de una manera especial, el sistema financiero mundial, porque Londres es todavía una plaza internacional de primer orden y en ella los grandes bancos determinan los precios al por mayor del Euribor.
El día después del Referéndum la libra perdió un 8% frente al dólar y en los días siguientes llegó a 1,29 dólares, la cotización más baja de los últimos 30 años. Frente al euro perdió mucho menos, pero existen varios factores que pueden debilitarla aún más, porque se han producido salidas de capitales y algunos fondos de inversión con activos inmobiliarios no han podido hacer frente a las demandas de los inversores. Si hubieran vendido los activos habrían sufrido importantes pérdidas. En cierto modo fue una especie de “corralito”.
Los bancos que cotizan en la bolsa de Londres perdieron un tercio de su valor, pero la actuación del Banco de Inglaterra fue un balón de oxígeno para la bolsa británica, pero no para las bolsas europeas.
[blockquote style=»1″]España puede perder turismo británico y también inversiones, mientras que pueden generarse oportunidades para inversores españoles[/blockquote]
Para las empresas que exportan a Gran Bretaña es recomendable cubrir la exposición de los contratos a plazo diferido. Eso afecta a los hoteles y agencias de viajes que tienen todavía contratos en libras con vencimiento hasta el cierre de la temporada y, desde luego, a los que exportan productos intermedios y artículos industriales. Evidentemente, el caso de los importadores es el opuesto. Desde el área del euro, el valor de la libra dependerá del diferencialde tipos de interés de la libra respecto al euro, que tenderán a igualarse, pues el Banco de Inglaterra los bajará.
A medio plazo, la libra puede debilitarse por el comportamiento de la Balanza de Pagos por Cuenta Corriente (BPCC) de Gran Bretaña (es decir, exportaciones menos importaciones de bienes y servicio). En los últimos meses, la BPCC ha sido negativa y actualmente representa un 8% del PIB, lo que significa que el país tiene que endeudarse para cubrir el déficit.
España puede perder turismo británico y también inversiones, mientras que pueden generarse oportunidades para inversores españoles. París trata de ofrecer ventajas fiscales a los grandes bancos internacionales que abandonen la City de Londres, pero mientras tanto será necesario seguir las negociaciones, según el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que serán largas y de resultados inciertos, porque se requiere la unanimidad de los votos de la UE27.
Para concluir, los mercados de capitales acusarán la incertidumbre del desenlace final del Brexit.