El mundo post-crisis será diferente al anterior, aunque todavía es pronto para determinar su evolución. Sin embargo, en lo económico, la situación será distinta de lo que se ha vivido hasta ahora.
La geoeconomía se ha hecho presente de manera patente.
La confluencia de los intereses políticos y el dominio de los mercados es lo que marca la situación actual. Las antiguas acciones militares han dado paso a otras iniciativas más sofisticadas: inversiones estratégicas de capital, innovación en productos o tecnologías de interés para el Estado, posición de dominio sobre los mercados en lugar de invadir los territorios, tarifas arancelarias, medidas regulatorias, devaluaciones de divisas, y otras acciones similares son las que marcan las estrategias actuales.
Son muchos los ejemplos que se dan a este respecto en la economía globalizada. Por citar sólo algunos ejemplos, en España se ha dado en poco tiempo, la extraña nacionalización de YPF por parte del Gobierno argentino y, más cercanamente, el conflicto en la construcción del nuevo tramo del Canal de Panamá. Conflictos ambos de corte político-económico.
Aunque los hay de otro carácter únicamente empresarial, como son las “luchas” por el predominio en ciertos mercados, los vaivenes de la prima de riesgo o, no hace tanto, los “ataques” contra la moneda europea por parte de ciertos especuladores.
Se trata de un nuevo contexto económico donde los tradicionales esquemas de posicionarse en los mercados han quedado obsoletos, y donde el valor de la información por sí sola no es ya un elemento diferencial de ventaja competitiva.
[blockquote style=»1″]España está ciertamente retrasada en inteligencia económica. Solo se recurre al lobby, sin que exista detrás una estrategia de inteligencia consistente en el tiempo. Todos los demás países de nuestro entorno están perfectamente organizados[/blockquote]
Atributos de la inteligencia económica competitiva
Ahora es preciso tener conocimiento y adelantarse a los movimientos de países y empresas. En los tiempos actuales una de las claves es la inteligencia, es decir, el conocimiento estructurado para la toma de decisiones.
La inteligencia económica competitiva resulta, por tanto, el elemento imprescindible para empresas e instituciones en el contexto geoeconómico. Inteligencia que ha de ser capaz de:
- Describir el entorno competitivo. Es decir, determinar los factores y elementos que lo constituyen. Competidores, productos, condiciones regulatorias, etc., así como la estructura de precios, tecnologías, etc., que existen en ese entorno como alternativas.
- Establecer la evolución previsible de tales factores competitivos. Incluyendo tecnologías disruptivas, nuevos competidores, etc.
- Verificar si los elementos que soportan la estrategia son consistentes en el tiempo; si están bien establecidos respecto del entorno actual y el previsible.
- La inteligencia debe dar respuesta a las preguntas que cuestionen la estrategia. En este contexto, será preciso disponer de las tecnologías de análisis y vigilancia que provean de la información necesaria.
- Identificar exhaustivamente las amenazas y debilidades. Así como las fortalezas y oportunidades según el clásico diagrama DAFO.
- Determinar el momento en que la estrategia establecida no es sostenible. Una decisión que ha de ser dinámica para ser consecuente con las nuevas acciones a poner en marcha.
- La inteligencia económica competitiva se dirige, como su propio nombre indica, a mejorar la posición competitiva de las empresas en los mercados donde operan. En realidad, se concentra en tener conocimiento de lo que sucede para mejorar la posición empresarial. Es algo que va más allá de la estrategia empresarial, y que permite desenvolverse de forma eficaz en un entorno empresarial cada vez más exigente y globalizado.
La inteligencia económica competitiva por detrás en España
A nivel gubernamental, los recursos destinados a establecer un potente sistema de inteligencia económica son muy limitados. Y a nivel empresarial, ante las complejidades de los mercados.
Solo se recurre al lobby, sin que exista detrás una estrategia de inteligencia consistente en el tiempo.
Por el contrario, todos los países de nuestro entorno, desde Estados Unidos, pasando por Francia, el Reino Unido, Alemania, Suecia, e incluso Japón, Corea, China, etc., tienen perfectamente organizados estos sistemas, a nivel estatal y a nivel empresarial.
Los sistemas de inteligencia económica competitiva son esenciales en el complejo mundo actual. No se trata de sistemas de seguridad o de espionaje o dirigidos a la protección de instalaciones o servicios que se consideran esenciales, ya sea para el Estado o para las empresas u otras organizaciones.
Sino que tienen que estar fundamentados en construir un modelo estratégico que, junto a la estrategia, haga énfasis en las actividades de análisis como medio para explicitar la información y el conocimiento para la toma de decisiones.
En un entorno donde resulta clave influir para cambiar las reglas. Se trata de una nueva forma de actuar en la que el entramado empresarial e institucional español debería hacer un esfuerzo para ponerse al nivel de otros países.